Para acabar el año tocaba
estrenar el pabellón de navia. Estábamos como en casa, acostumbrados desde
siempre al negro y al verde. Parquet flotante, buena iluminación, bonito,
nuevecito, hasta en la ducha el agua sale finamente nebulizada. Una gozada
vamos.
El partido transcurrió en la
tónica del escenario y fue un reencuentro con el buen juego y el ganar de nuevo. Defendimos todo el partido en individual con un resultado
inmejorable: las instrucciones eran cerrar las líneas de pase sobre el once y
poco más, al faltarles David y no tener las referencias interiores de otros
años fue suficiente.
En ataque hoy aportamos todos,
como siempre Fernando y Guime más activos, pero en general encontramos más
posiciones de tiro de lo que es habitual, se
movió el balón de manera más natural y se notó.
En la segunda parte vivimos de
rentas y se notó la bajada de intensidad, porque básicamente nos dedicamos a
mantener la ventaja del descanso (34-17) y con la vocecita tipo pepito grillo
de la conciencia de Guime ‘no bajamos la intesidad’ aunque claro se bajó, era normal.
En todo caso no quisimos perder
el segundo tiempo y volvimos a ajustar el equipo para sacar a parte de los
titulares para acabar ganando por uno la continuación y dejar el marcador final
18 arriba: 60 - 42
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